¡Dichosos los ojos! He actualizado el blog.
En estos… (espera que lo miro)… casi cinco meses de ausencia
han pasado varias cosas. Entre ellas, me he mudado.
Me he mudado a un piso sola.
Me fui de casa a finales de 2011 pero siempre he
compartido piso así que mi responsabilidad acababa con mi transferencia del
alquiler.
Pero ya no estamos en 2011, estamos en 2014, lo que
significa que soy tres años mayor y que… ya era hora.
Francamente cuando tomé la decisión y me puse con el tema
estaba muy emocionada. Fue todo muy rápido, empecé a ver pisos un lunes y firmé
ese mismo viernes.
Entonces la excitación se me metió en la boca del estómago
y se volvió inquietud. Porque hay documentos con mi firma que me responsabilizan
de varias cosas, entre ellas facturas. Al salir de la inmobiliaria empecé a
hiperventilar y decidí que lo mejor era ir al piso, abrirlo con las llaves que
ahora eran mías y contemplar mi nuevo reino. Estaba segura que eso me
haría sentir mejor. Pero fue al revés.
Al llegar al piso vacío, no vi más que fallos, cosas que
estaban medio rotas y que en mi afán por encontrar piso rápido había pasado por
alto. Esa inquietud se transportó a cada órgano de mi cuerpo en forma de ataque
de pánico.
Cerré el piso con las nuevas llaves y huí a la habitación
que tenía a medio empacar repitiéndome: “La he cagado, la he cagado, la he
cagado”.
Sin saber qué hacer, me metí en Google y tecleé: “I think I bought
the wrong house”. Me aparecieron medio millón de resultados entre páginas, foros y blogs.
Fui leyendo historias de otra gente. Eso me hizo sentir
algo mejor, bueno, me hizo sentir menos sola. Sobre todo entendía el
sentimiento contradictorio de estar agobiado cuando se supone que debes estar
extasiado.
A parte de las historias, también leí los comentarios y
allí, sorprendentemente, encontré la respuesta.
Una mujer contó que había presionado mucho a su marido
para comprar una casa y que, una vez comprada, descubrió que la odiaba, pero no
podía hacer nada al respecto, su marido no quería volver mudarse. Ella, al
igual que yo, se dedicó a buscar casos similares y entre testimonio y
testimonio, se topó con una frase:
BLOOM WHERE YOU’RE PLANTED
(Florece allí donde estés plantado)
La mujer explicó que esa frase le dio ánimos para
intentar amar la casa a pesar de todo y que para recordarse que debía
intentarlo cada día, se la bordó y la colgó en la cocina.
Extrañamente, esa frase tuvo en mí un efecto calmante.
Pude volver a respirar, pude cerrar los ojos y al abrirlos ver con claridad.
Sí, el piso no es ideal. Tiene una cocina y un baño
viejos, algunas grietas y unas puertas menorquinas bastante deterioradas.
Pero también tiene todas las paredes perfectamente
pintadas, un estudio con luz natural, una terracita con vistas a la Sagrada Familia y unos vecinos inmejorables.
Esa tarde volví al piso para trasladar unas pocas cosas.
Y observé el piso con ojo crítico, apuntando lo bueno y lo malo. Y quedándome,
sobre todo, con un rincón de pared blanca. Un rincón que ahora tiene este
aspecto:
Porque como dice la canción de Dionne Warwick de 1964:
A
chair is still a chair, even when there’s no one sitting there.
But a chair is a not a
house, and a house is not a home.
Una
silla sigue siendo una silla, incluso cuando nadie se sienta en ella.
Pero
una silla no es una casa, y una casa no es un hogar.
M'encanta la manualitat, t'ha quedat genial! I la frase és un "cuanta razón" com una catedral, a fer-li cas! (Google sempre té la resposta, excepte quan estàs malalt, que llavors sempre t'estàs morint jajaj).
ResponderEliminarUn petonàaaaaaas!
El fons són pàgines d'Orgullo y Prejuicio! Jo les manualitats o les faig meta o no les faig! jeje
EliminarAra encara m'agrada més <3
EliminarEt llogaré per a decorar amb DIY varios casa meva jajaj
Yes, please!!!
EliminarTu has fet una "home" molt molt acollidora , singular, charming, ..... plena de fades i màgia bona !!!
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